jueves, 22 de septiembre de 2016

El perfil de ingeniero industrial para el año 2020

La proliferación de titulaciones que llevan la palabra ingeniero (entre grados y másteres son más de cuatrocientos) están llevando a una degradación de una profesión tan digna y difícil cual es la profesión de ingeniero. Esta dispersión de universidades y titulaciones está generando confusión entre los alumnos y los empleadores, y engañan a la sociedad. Por ello, pensamos que el ingeniero industrial del futuro debe conservar aquellos aspectos que le han permitido ser una de las profesiones más demandadas. De esta manera, seguirán siendo en el futuro estos aspectos los que den a los ingenieros industriales una empleabilidad y demanda muy por encima de la media.
No perdamos de vista que, en el plano internacional, el ingeniero industrial ha triunfado en todos los países a los que ha acudido de forma profesional, lo que significa que su preparación tiene unos estándares internacionales que ya los quisieran para sí muchos de los ingenieros de otros países. Ello me lleva a pensar que se están haciendo las cosas razonablemente bien pero que, al menos desde los colegios de ingenieros industriales, tenemos que exigir que esos niveles no caigan. En ello estaremos muy vigilantes.
El ingeniero industrial debe tener unos fundamentos sólidos en física, química y matemáticas aplicadas a la ingeniería, incorporando estas materias a los primeros cursos, que es donde se estructuran los pilares básicos de capacitación de los ingenieros. La clave del éxito de la titulación de ingeniero industrial radica en su carácter multidisciplinar y generalista, con unos conocimientos sólidos en disciplinas básicas como mecánica, electricidad, energía, organización y dirección de empresa. Estas disciplinas están bien recogidas en los descriptores de módulos del apartado 5 de la citada orden CIN/311/2009.
El ingeniero industrial debe ser un profesional con la mente abierta y bien adiestrado en la resolución de problemas complejos en entornos difíciles y cambiantes porque, tras un periodo más o menos largo de actividad profesional técnica, deriva hacia funciones más relacionadas con la gestión y resolución de problemas en empresas y organizaciones. El ingeniero industrial, por ser una profesión regulada, tiene atribuciones profesionales plenas y sin restricción en los campos de la industria, la mecánica, la electricidad, la química, la construcción y la edificación.
Además, en la formación obligatoria del ingeniero deberán entrar asignaturas conducentes a adquirir conocimientos para el cumplimiento de leyes, tales como la Ley de Ordenación de la Edificación, la Ley de Industria y los reglamentos que la desarrollan. Este Consejo enfatiza, además, la necesidad de incorporar como obligatorios un número de créditos relacionadas con la edificación (diseño, construcción, instalaciones, inspección técnica y verificaciones) y el urbanismo.
Para ello, el sentido literal del trabajo fin de master no es baladí, pues la orden CIN dice explícitamente que éste debe ser un proyecto integral de Ingeniería Industrial de naturaleza profesional en el que se sinteticen las competencias adquiridas en las enseñanzas. Ello tiene la misión de que los ingenieros tomen conciencia del carácter multidisciplinar y, a su vez, generalista de su titulación, siendo capaces de sintetizar todos los conocimientos especializados que se le han impartido a lo largo de su carrera para conseguir como resultado un proyecto original, global y ligado al ámbito profesional.
El conocimiento del idioma inglés es fundamental en el trabajo diario del 90% de los ingenieros industriales, por ello es indispensable que la base de inglés técnico y para los negocios forme parte del aprendizaje de los estudiantes de las escuelas de ingeniería.


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